El miércoles pasado fue asesinado el comunero mapuche Camilo Catrillanca, en el marco de un operativo a cargo del llamado «Comando Jungla» de Carabineros. Autoridades de la fuerza y funcionarios del gobierno que conduce Sebastián Piñera aseguraron que la muerte se había producido en el marco de un «enfrentamiento».

En un primero momento, el General Director de la fuerza de seguridad chilena aseguró que los efectivos que intervinieron en la acción que terminó con la muerte de Catrillanca no habían llevado cámaras para filmar el procedimiento.
Esa versión fue desmentida hoy por el ministro del interior chileno, Andrés Chadwick, quien confirmó que uno de los carabineros involucrados sí portaba una cámara para grabar, pero que lo había negado y había destruido la tarjeta de memoria. El propio ministro calificó esa situación como «inaceptable». Cabe señalar que un adolescente de 15 años que presenció el asesinato había asegurado que un carabinero llevaba cámara, y que era el mismo que había disparado.
Como consecuencia, dos altos oficiales de Carabineros en la zona -Mauro Victtoriano e Iván Contreras Figueroa, presentaron sus renuncias; además, los cuatro efectivos involucrados fueron dados de baja.
En tanto, la bancada del Frente Amplio chileno impulsa la interpelación de Chadwick, al tiempo que reclamó la renuncia del intendente de la Araucania Luís Mayol.
Funeral multitudinario
Unas 3.000 personas participaron del funeral de Camilo Catrillanca, nieto de un histórico dirigente de la comunidad de Temucuicui.
Muchos de los asistentes, mapuches y katrupaches -no mapuches considerados amigos de la comunidad-, llegaron hasta el oficio con mercaderías para la familia del joven asesinado, quien tenía una hija de 6 años y cuya pareja está embarazada.
Marcelo Catrillanca, padre de Camilo, responsabilizó al Estado por la muerte del weichafe, rechazando las versiones que intentaron vincularlo a acciones delictivas.